Tonificar los músculos de todo el cuerpo, mejorar la circulación general, la capacidad respiratoria y ayudarnos a quemar calorías. Todos esos son beneficios que obtenemos al caminar. Por eso, caminar puede ser una excelente actividad aeróbica para acompañar la práctica de yoga.
A mí me encanta caminar: Me permite hacer otro tipo de actividad aeróbica (además de bailar), me distrae y relaja. También me permite descubrir lugares de la ciudad que, quizá, en auto me pasarían desapercibido. Hace años, por ejemplo, yo solo caminaba en el Parque Omar, en la ciudad de Panamá. Gracias a una amiga conocí el tramo marino de la Cinta Costera. Durante los días de apertura, post encierro pandémico en el 2020, decidí explorar la opción de caminar allí. ¡Y me enamoré del lugar! Lo disfruto muchísimo, en especial, porque puedo escuchar el mar, mirar aves, plantas y, aunque no lo creas, ver vida marina.
En mis caminatas por otras áreas de la ciudad, también me encuentro personas que hace rato no veía. A veces me ofrecen el bote (llevarme a casa); algunos se sorprenden de verme caminando y no en auto. Tenemos conversaciones súper amenas. Igualmente he tenido la oportunidad de conocer a nuevas personas cuando camino.
Como meditación
Otro forma de combinar caminar con la práctica de yoga es usarla como una actividad meditativa. El libro Mindfulness para Reducir el Estrés (Stahl y Goldstain, 2010) lo explica bellamente:
"Caminar atentamente es una forma excelente para salir de una cabeza inquieta y estresada y sentir el contacto de sus pies sobre el suelo. Es la vida cotidiana, el hecho de caminar suele consistir en ir, lo más rápidamente posible, desde el punto A al punto B. Pero no es eso o que sucede durante el paseo meditativo, una actividad deliberada cuyo objetivo no tiene nada que ver con ir desde A hasta B. El objetivo del paseo meditativo es el de utilizar cada uno de los pasos como una ocasión para conectar con el momento presente".
Este tipo de caminata meditativa, o paseo meditativo como le llaman los autores del libro que te mencioné, se hace a una velocidad más lenta. Se presta mucha atención a los pasos y a las sensaciones desde los pies, subiendo por las piernas, hacia el resto del cuerpo. La mirada se dirige hacia un punto frente a nosotros suavemente, al hacer este tipo de caminatas en exteriores,.
Esta forma de meditar caminando también me gusta mucho. La uso en los días donde tengo mucho energía y no me quiero sentar. Tras caminar meditativamente, experimento más calma y equilibrio.
8 ventajas de caminar
Ahora, más allá de que a mí me guste, ¿crees que puede ser una buena opción para ti?
Para motivarte un poquito más, te comparto otras 8 ventajas de caminar, ingeniosamente redactadas en un artículo de la librería científica Scielo.
Estas ventajas son válidas ya sea que lo hagas como actividad aeróbica o como paseo meditativo.
8 ventajas de caminar
Es un ejercicio adaptable al individuo, cada uno impone su propio ritmo.
No es una disciplina inflexible; se trata de ser uno mismo y disfrutar cada uno de lo que es y puede hacer.
No se tiene que tomar un curso para aprender
Cada uno establece su distancia y tiempo para recorrer.
Cualquier calle, acera, vereda o campo se aprovecha para caminar.
Se puede hacer solo, en pareja o grupo.
Con constancia y la técnica adecuada, todos pueden mejorar.
Puedes escoger tu horario para hacerlo.
¿Te animas a empezar o caminar un poco más?
Comenta, te leo.
¡Hasta pronto!
Namaste.